El canto
Lunes 23 de octubre de 2023

La importancia del canto en la iniciación musical es indiscutible. En la formación de principiantes, el canto unifica la melodía, el ritmo y la armonía de forma sintética, siendo crucial para fomentar la audición interna, un componente vital para una auténtica musicalidad.
Desde una perspectiva psicológica musical, el canto se puede clasificar de diversas maneras. Algunas canciones fortalecen el control del ritmo, mientras que otras afinan el oído para ciertos intervalos melódicos o para la armonía que se insinúa en ellas.
Incluso niños con habilidades musicales iniciales algo limitadas, pueden ser guiados sutilmente hacia la música mediante canciones simples, que involucren algún tipo de llamado o movimiento. El uso de canciones que partan de sonidos básicos o palabras como «hola» o «adiós» es una técnica efectiva en los primeros niveles.
Es crucial que los niños se sumerjan en canciones populares de su entorno cultural, poniendo la estética y el gusto musical por encima de simples enfoques didácticos. Con el tiempo, se pueden seleccionar aquellas melodías que sobresalen en ritmo o melodía. Al pensar en clases de piano, por ejemplo, las canciones que utilizan entre dos a cinco notas son ideales para la introducción, ya que establecen la base tonal y también se relacionan con el número de dedos en una mano, facilitando el aprendizaje inicial.
Para quienes desean aprender a tocar el piano o cualquier otro instrumento, estas melodías simples ofrecen una transición perfecta. Se comienza cantándolas, luego se tararean en distintos tonos (transporte melódico) y finalmente se aprende a tocarlas en el instrumento. La esencia es priorizar el sonido y la audición.
Las canciones que usan de dos a cinco notas son especialmente valiosas para la introducción al solfeo o instrumentos, ya que establecen la relación tonal básica de tónica a dominante y también coinciden con la cantidad de dedos de una mano, ofreciendo aplicaciones físicas para los principiantes en instrumentos como el piano.
Hay canciones que son especialmente útiles para desarrollar instinto rítmico, permitiendo a los niños practicar diferentes duraciones de notas y diferentes patrones rítmicos. La enseñanza no comienza con la teoría sino con la práctica, conectando de forma natural los elementos métricos con el instinto rítmico.
Ciertas canciones se destacan por comenzar con un intervalo melódico característico, y son herramientas útiles para familiarizar a los estudiantes con diversos intervalos. Este conocimiento será aplicable incluso a estudiantes más avanzados.
En cuanto a la práctica instrumental, las canciones simples facilitan un inicio donde el ritmo y la audición ocupen un lugar central. Por ejemplo, para principiantes en piano, primero se les puede hacer cantar las canciones, luego tararearlas en diferentes tonos, y finalmente tocarlas en el piano, manteniendo un orden que prioriza el sonido.
Además, la melodía y el canto pueden servir como una introducción implícita al mundo armónico, ya que los acordes y la armonía están frecuentemente insinuados en muchas melodías.
Sobre la creación de canciones por parte de los niños, es vital, especialmente para su vida interior, que los alumnos sean capaces de improvisar. Sin embargo, debe haber precaución en alentar a los jóvenes a “componer” y presentar sus “composiciones” públicamente, ya que la humildad es crucial en la práctica musical.
Canciones populares en libros de solfeo y en métodos instrumentales para principiantes han reemplazado beneficiosamente a los ejercicios de entonación o técnicos, a menudo metodológicos pero carentes de musicalidad. Estas canciones también son valiosas para realizar armonizaciones simples antes del estudio de la armonía tradicional.
En una mirada retrospectiva, genios musicales como Wagner, Telemann y Beethoven han subrayado la importancia primordial del canto y la melodía en la música. En la actualidad, aunque la melodía puede ser a menudo subestimada a favor del ritmo y la armonía, sigue siendo un elemento central que conecta directamente con las emociones humanas y permite comunicarse a través de la música.
Por lo tanto, el canto, y la melodía, por extensión, no solo es fundamental en la educación musical sino que también actúa como un puente vital entre la técnica y la expresión emocional en la música.